A un año del mega apagón: venezolanos siguen sufriendo la indolencia del régimen
A las 4:55 de la tarde del 7 de marzo de 2019 los venezolanos no imaginaron que vivirían los días más oscuros de sus vidas.
El apagón eléctrico más grande registrado en el país llegó para quedarse. El caos, la incertidumbre y el miedo se apoderó minuto a minuto de los ciudadanos. Uno a uno se apagaron los 23 estados y el Distrito Capital.
La espera se hizo larga, hasta que el entonces ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez declaró que se trataba de una “guerra eléctrica”. Sin una clara versión de lo sucedido, el régimen se aferraba a la versión de un ataque eléctrico.
La suspensión de clases y jornada laboral, el colapso en los centros de salud, cierre de puertos, aeropuertos, paralización del comercio y la desinformación alimentaban la histeria colectiva.
Transcurridas 24 horas de apagón, el ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, acusó al senador estadounidense Marco Rubio de atacar la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar.
Mientras el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, hacía un llamado a la ciudadanía para que se movilizara en protesta y convocaba un “estado de emergencia nacional”, Nicolás Maduro permanecía en completo silencio.
48 horas después, Maduro dio la cara, para responsabilizar a EE. UU. de un “ataque cibernético” que apagó a Venezuela
Mantenerse comunicados fue casi imposible, los teléfonos móviles no tenían cobertura, la conexión a internet era prácticamente inexistente, mientras el servicio de Cantv funcionaba a medias.
VEA TAMBIÉN: Experto insta a la Asamblea Nacional a aprobar ley que indemnice a afectados por apagón general
Lo que comenzó como un simple apagón, 100 horas después hizo mella en la distribución y servicio de agua potable.
Desesperados por la falta de líquido, los venezolanos acudieron a todas las fuentes de agua disponibles, alquilaron camiones cisterna, algunos incluso recolectaron agua de una tubería que vierte al río Guaire en Caracas.
140 horas después al menos 55 % de los hospitales seguían sin electricidad, según datos de la Asamblea Nacional, fallecieron 26 ciudadanos en los centros de salud. La escasez de alimentos y productos básicos desconcertaba a los ciudadanos.
La interrupción del Sistema Eléctrico Nacional dejó pérdidas de más de 1.000 millones de dólares o una caída de 1,05% del Producto Interno Bruto.
Las protestas, saqueos y actos vandálicos en el interior del país reinaban en medio de la oscuridad.
Mientras Caracas permaneció cuatro días consecutivos sin electricidad, en otros estados tardaron hasta 15 días para estabilizar el sistema, pero un año después, todavía los venezolanos viven las consecuencias y terror de no contar con un óptimo servicio eléctrico.
