Ataque yihadista en Nueva Zelanda dejó al menos siete heridos
Un hombre de origen esrilanqués, de 32 años de edad, fue el autor de un ataque con cuchillo en un supermercado de Nueva Zelanda que dejó al menos siete personas heridas, tres de las cuales resultaron de gravedad.
El sujeto había estado vigilado durante cinco años y otros tres en prisión, hasta que se agotaron los recursos para mantenerlo detenido, reveló este sábado la primera ministra, Jacinda Ardern.
El esrilanqués, que se inspiró en los atentados del grupo Estado Islámico, había recobrado su libertad en julio y desde entonces estaba bajo vigilancia policial.
Este viernes, el individuo tomó un cuchillo en un supermercado de Auckland y atacó a las personas antes de que la policía lo abatiera.
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Debido a las ordenanzas del tribunal, Ardern no pudo explicar por qué el hombre no había sido expulsado del país, pero declaró que se habían puesto en marcha medidas para reforzar las leyes neozelandesas de represión del terrorismo.
El atacante había llegado a Nueva Zelanda en 2011 con un visado de estudiante y atrajo la atención de la policía en 2016 tras manifestar, en Facebook, su simpatía por los ataques terroristas.
Fue apresado en 2018 por posesión de un cuchillo y material reprensible y las autoridades consideraron que se trataba de un "lobo solitario" que planeaba un ataque con cuchillo.
Durante su detención, fue acusado de haber agredido a los policías, pero los intentos de inculparle según la ley sobre supresión del terrorismo fracasaron.
Aunque fue declarado culpable de algunos cargos, ya había pasado tres años en prisión, en detención preventiva, y "todas las posibilidades de prolongar su detención habían sido agotadas", declaró Ardern, a pesar de que "estuvieran en curso medidas de atenuación de los riesgos".
La jefa de gobierno añadió que, en principio, el Parlamento aprobará unos cambios aportados a la legislación sobre lucha antiterrorista este mes.
El comisario de policía Andrew Coster declaró que no se desprendía nada extraño de lo que el hombre estaba haciendo antes del ataque y que parecía que estaba comprando con normalidad.
Además, dijo que los agentes habían guardado las distancias porque el individuo presentaba "un alto nivel de paranoia" respecto a su vigilancia, y que se necesitaron más de dos minutos para alcanzarlo y matarlo, después de que empezara a apuñalar frenéticamente a los clientes.
"No teníamos ninguna razón legal para mantenerlo detenido", recalcó Coster.
INFORMACIÓN AFP