El Ejército de Bashar Al Asad reconoce que perdió el control de Hama, ciudad clave en Siria
Los rebeldes sirios entraron este jueves en Hama, tras combates con el Ejército del presidente Bashar al Asad, que reconoció haber perdido esta ciudad estratégica del centro del país.
Hama se sitúa en el eje que conduce a Homs, en el centro, y a la capital Damasco, que son ahora las dos únicas grandes ciudades en manos del poder de Asad, cada vez más debilitado por la ofensiva relámpago de los insurgentes lanzada desde el norte.
En una semana, los rebeldes tomaron la mayor parte de Alepo, segunda ciudad del país, y continuaron su avance hacia Hama, más al sur.
Tras haber tomado Alepo la semana pasada, los rebeldes "entraron en varios barrios de la ciudad de Hama, donde se desarrollan combates con las fuerzas del régimen", indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
"Nuestras fuerzas entraron en la prisión central de Hama y liberaron a cientos de presos injustamente detenidos", anunció en un canal Telegram Hasan Abdel Ghani, un jefe militar de la coalición rebelde.
El Ejército sirio reconoció por su parte en un comunicado que había perdido el control de Hama. "Durante las últimas horas [...], los grupos terroristas pudieron atravesar varios frentes en la ciudad y entrar", afirmó y añadió que sus fuerzas se habían "redistribuido fuera de la ciudad".
El OSHD indicó antes que "las tropas gubernamentales lideraban una resistencia encarnizada para intentar detener el avance de los rebeldes" que rodeaban el miércoles por la noche Hama "por tres lados", dejando a las fuerzas gubernamentales "más que una salida hacia Homs, al sur".
"Oímos explosiones y bombardeos sin cese desde la noche", explicó el jueves a AFP Maya, una estudiante de 22 años de Hama contactada por teléfono. Añadió que las calles alrededor de la casa de su familia estaban vacías. "No sabemos qué ocurre fuera", contó.
Una fuente militar, citada por los medios oficiales sirios, afirmó el miércoles por la noche que "la aviación rusa y siria y las fuerzas de artillería y de misiles [habían] llevado a cabo ataques selectivos contra los [...] terroristas" en los alrededores de Hama.
Los enfrentamientos desencadenados desde el inicio de la ofensiva rebelde son los primeros de esta magnitud desde 2020 en Siria, donde en 2011 estalló una devastadora guerra civil, que dejó medio millón de muertos.
El país está dividido en varias zonas de influencia, donde los beligerantes cuentan con el apoyo de diversas potencias extranjeras.
Rusia e Irán, principales aliados de Damasco, así como Turquía, un apoyo importante de los rebeldes, están en "contacto estrecho" para estabilizar la situación en Siria, anunció el miércoles la diplomacia rusa.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, advirtió sobre un resurgimiento del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria, donde en 2014 proclamó un "califato" que fue derrotado años después.
Desde el inicio de la ofensiva rebelde el 27 de noviembre, los combates y los bombardeos han dejado 727 muertos, entre ellos 111 civiles, según el OSDH, ONG con sede en Reino Unido que dispone de una amplia red de fuentes de información en Siria.
Human Rights Watch (HRW) advirtió sobre el riesgo para los civiles, cuando los dos beligerantes han sido acusados de violaciones de los derechos humanos.
Hama, la cuarta ciudad de Siria, fue escenario de una masacre en 1982 por parte del Ejército bajo el poder del padre del presidente Bashar al Asad, que reprimió una insurrección de los Hermanos Musulmanes.
También fue en esta ciudad donde se produjeron algunas de las mayores manifestaciones que dieron lugar al levantamiento en 2011 y cuya respuesta represiva detonó la guerra civil.