Las graves consecuencias de un eventual cierre del Gobierno en Estados Unidos
Cada día que pasa, Estados Unidos se ve inmerso ante un posible cierre de Administración o de Gobierno, es decir, la suspensión de la prestación de todos los servicios públicos a excepción de los considerados como “esenciales” para los ciudadanos. La posibilidad aumenta debido a que los legisladores aún no llegan a un acuerdo para ampliar la financiación más allá de la fecha límite, antes de que acabe este mes.
Así las cosas, los líderes del Congreso de ambos partidos (Republicano y Demócrata) esperan que se pueda aprobar una extensión de la financiación a corto plazo para que no se haga posible el cierre y el país continúe con su normal funcionamiento.
No obstante, el plan podría no ejecutarse, ya que existen profundas divisiones sobre el gasto entre ambas bancadas y, sobre todo, un profundo desacuerdo sobre la ayuda de EE. UU. a la guerra en Ucrania.
La financiación del Gobierno expira a la medianoche del sábado 30 de septiembre cuando inicie el nuevo año fiscal el 1 de octubre. Entonces, si el Congreso no aprueba la extensión o la renovación en este plazo, el Gobierno federal cerrará a medianoche y los efectos comenzaría a verse reflejados al comienzo de la semana siguiente.
Las consecuencias:
En ese contexto, el cierre de Gobierno implica un número importante de repercusiones para la sociedad estadounidense, ya que las operaciones gubernamentales se detendrían, provocando cierres de museos, cierres de parques nacionales, trabajos de infraestructura, retrasos en vuelos, entre otras.
Los 21 museos Smithsonian, los más importantes de Washington DC e íconos de la capital estadounidense, cesarían sus operaciones temporalmente.
No habría autorización para desembolsar dinero para programas sociales, programas de asistencia alimentaria, préstamos para pequeños negocios, aprobación de contratos gubernamentales, entre otros.
Los empleados federales cuyos trabajos se consideren "no esencial" estarían en situación de excedencia, o sea, que no trabajarían y no recibirían pago durante el cierre, mientras que los empleados que desempeñen labores esenciales seguirían trabajando sin devengar sueldo durante el cierre o hasta que el Congreso apruebe nuevos fondos.
La escasez de trabajadores en aeropuertos provocaría retrasos que afectarían a miles de vuelos y viajeros en todo el país.
Aunque las agencias federales actualmente cuentan con planes de contingencia para determinar qué suspenden y qué no, deben revisar y actualizar los planes sin lograr predecir cómo afectaría el cierre en sus operaciones.
Una de las consecuencias más graves tiene que ver con la migración. El cierre del Gobierno podría provocar un “parón” en las operaciones de inmigración, lo que acumularía cientos de casos y agravaría la crisis que ya enfrenta el país.
De acuerdo con reseñas históricas, el Gobierno estadounidense ha cerrado desde 1981 alrededor de 14 veces por 1 o 2 días. Sin embargo, para finales del 2018 y principios de 2019, el cierre se produjo por 34 días cuando el actual mandatario era el republicado Donald Trump.