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Domingo, 22 de diciembre de 2024
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Salud

Brotes de fiebre amarilla reaparecen en América: Aquí las causas, síntomas y tratamientos

Mosquito / AFP
Mosquito / AFP
La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud formulan planes para gestionar los brotes de fiebre amarilla

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) confirmó este miércoles que se detectaron siete casos de fiebre amarilla en Venezuela. Ante esta situación le explicamos cómo afecta esta enfermedad, cuáles son sus síntomas y posibles tratamientos. 

La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda y hemorrágica, que afecta en áreas tropicales de África y América Latina y que se transmite a través de la picadura de un mosquito infectado de los géneros Aedes y Haemogogus. 

VEA TAMBIÉN: OPS confirmó siete casos de fiebre amarilla en Venezuela

Transmisión

Hay tres tipos de ciclos de transmisión:

Fiebre amarilla selvática: En las selvas tropicales lluviosas, los monos, que son el principal reservorio del virus, son picados por mosquitos salvajes que transmiten el virus a otros monos. Las personas que se encuentren en la selva pueden recibir picaduras de mosquitos infectados y contraer la enfermedad.

Fiebre amarilla intermedia: En este tipo de transmisión, los mosquitos semidomésticos (que se crían en la selva y cerca de las casas) infectan tanto a los monos como al hombre. El aumento de los contactos entre las personas y los mosquitos infectados aumenta la transmisión, y puede haber brotes simultáneamente en muchos pueblos distintos de una zona. Este es el tipo de brote más frecuente en África.

Fiebre amarilla urbana: Las grandes epidemias se producen cuando las personas infectadas introducen el virus en zonas muy pobladas, con gran densidad de mosquitos y donde la mayoría de la población tiene escasa o nula inmunidad por falta de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados transmiten el virus de una persona a otra.

Detección

En las fases iniciales de la enfermedad a veces se puede detectar el virus en la sangre mediante la reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa. 

En fases más avanzadas hay que recurrir a la detección de anticuerpos mediante pruebas de ELISA o de neutralización por reducción de placa.

Diagnóstico

El diagnóstico de la fiebre amarilla es difícil, sobre todo en las fases tempranas. 

En los casos más graves puede confundirse con el paludismo grave, la leptospirosis, las hepatitis víricas (especialmente las formas fulminantes), otras fiebres hemorrágicas como arenavirus o el hantavirus, otras infecciones por flavivirus (por ejemplo, el dengue hemorrágico) y las intoxicaciones.

Síntomas

  • Aparecen entre 3 y 6 días después de la picadura de un mosquito infectado
  • En una fase inicial causa fiebre, dolor muscular y de cabeza, escalofríos, pérdida del apetito y náuseas o vómitos.
  • Para la mayoría de los pacientes estos síntomas desaparecen después de 3 a 4 días. 
  • 15 % de los que padecen la enfermedad entran en una segunda fase, más tóxica dentro de las 24 horas siguientes a la remisión inicial. En esta fase, vuelve la fiebre alta y varios sistemas del cuerpo son afectados. La función renal se deteriora. La mitad de los pacientes que pasan a la fase tóxica mueren a los 10 -14 días, el resto se recupera sin daño orgánico significativo.
  • En esta fase son frecuentes la ictericia (color amarillento de la piel y los ojos, hecho que ha dado nombre a la enfermedad), el color oscuro de la orina y el dolor abdominal con vómitos. Puede haber hemorragias orales, nasales, oculares o gástricas.

Tratamiento 

No existe un tratamiento específico para la fiebre amarilla. 

El desenlace de la enfermedad mejora con el tratamiento de la deshidratación, la insuficiencia hepática y renal y la fiebre. Las infecciones bacterianas asociadas pueden tratarse con antibióticos.

La vacuna es la medida preventiva más importante y es segura, asequible y muy eficaz. Proporciona inmunidad efectiva dentro de los 30 días para el 99 % de las personas vacunadas y una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad sostenida y proteger de por vida contra la enfermedad.

La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud formulan planes para gestionar los brotes y proporcionar apoyo y orientación técnica a los países en casos de brotes de esta enfermedad. 

REDACCIÓN NTN24 CON INFORMACIÓN DE LA OPS


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