Albergues de migrantes están desbordados en el río Bravo: frontera en cuenta regresiva por el Título 42

Josué es uno de los migrantes venezolanos que permanece desde hace 14 días, en ese lugar. Gracias a la solidaridad de otros latinos logró un cupo en una de esas tiendas improvisadas que han instalado los refugiados a lo largo de un parque recreativo que durante los últimos meses se ha convertido en un sitio de alojamiento para los viajeros.

“Aquí nos encontramos en esta vía de Matamoros con muchas personas acampando, viendo como sobrevivir aquí con compatriotas venezolanos, haitianos, nicaragüenses, todos en búsqueda de un mismo sueño y meta. Cada persona que se vino para acá quiere sustentar a las familias que dejamos en nuestros países”, relató el joven hombre.

Josué y sus amigos de ruta hacia el sueño americano tienen puestas sus esperanzas en la aplicación móvil prevista por el gobierno de Estados Unidos con el propósito de coordinar las citas para solicitudes de asilo, tras la finalización del llamado ‘título 42’

“La expectativa que hay en mi caso y en el de muchos de mis compañeros, haciéndole caso a las autoridades de migración, de refugiados unidos y de aquí de México es entrar por la aplicación. Termina el artículo 42 y empieza el artículo 8 como todos lo sabemos, la esperanza está en esa aplicación y queremos hacerlo de forma ordenada para así optar la entrada hacia los Estados Unidos. Temprano muchas personas decidieron cruzar el río, otras no, por miedo a que los deporten, por miedo a que los regresen y las que no lo hicieron, tienen las esperanzas puestas en la aplicación”, señaló el ciudadano venezolano.

En entrevista con el presentador del programa ‘La Noche’, Jefferson Beltrán, el coordinador de proyectos sociales de la organización Servicio Jesuita a los refugiados Alberto Quiroz denunció que la situación actual de los migrantes ha sido más compleja durante los últimos meses.

“Lo que se ha complicado es que las respuestas son muy limitadas de parte de las autoridades y las capacidades de la sociedad civil han sido superadas en muchas formas. Hay gente que está en necesidad de lo básico, desde alimentos, un techo donde pasar la noche, incluso algunos de ellos parecen invisibles el día al día; tampoco tienen comunicación con sus familiares en sus países de origen.”

Para Alberto Quiroz, quien es también internacionalista, las ciudades fronterizas mexicanas se han convertido en sitios de espera para que las personas puedan acceder a esos procedimientos legales. “Hay mucha angustia entre las personas que hemos entrevistado, hemos escuchado historias sobre cómo va a funcionar el nuevo sistema y el número de citas”.