El hedor se apodera del aire tras terremoto que deja más de 36 mil muertos en Turquía y Siria
El domingo hizo un día cálido en Kahramanmaras, Turquía, cerca del epicentro del terremoto de 7,8 de magnitud, y sus réplicas, que impactaron a este país y a Siria el pasado lunes 6 de febrero. El clima causó que un hedor se apoderara del aire del lugar. Se trata, según indicó el medio Al Jazeera, del olor de los cadáveres, aún bajo los escombros, en descomposición.
El desagradable momento se da cuando se conoce que la cifra de muertos por los sismos en Turquía se elevó a 31.643 mientras que en Siria se han registrado 4.614 fallecidos, lo que se traduce en que las víctimas entre ambas naciones suman más de 36.000.
Pese al desolador panorama, los equipos de rescate en el sureste de Turquía y el norte de Siria continúan con la dura tarea de buscar entre los escombros más sobrevivientes del terremoto.
Los rescates de personas con vida, a una semana de la tragedia, se convierten en motivo de celebración nacional. Por eso el reciente hallazgo, bajo los escombros, de un bebé de dos meses en la provincia turca de Hatay provocó los aplausos y las celebraciones de los rescatistas.
El bebé fue trasladado a una ambulancia y se convirtió en símbolo de la esperanza tras el contundente terremoto.
Otro de los rescatados fue un niño de cinco años que al ser encontrado con vida provocó las celebraciones de quienes le salvaron la vida.
Una niña de siete años, y dos adolescentes de 12 y 19 años también fueron encontrados con vida. En cada uno de estos hallazgos se han podido captar conmovedoras imágenes por parte de los rescatistas que se han abrazado y llorado.
El número de heridos por el terremoto se estima, entre tanto, en 85.000. Naciones Unidas teme que la cifra de muertos por el terremoto aumente hasta los 50.000.