Sirios exiliados en diferentes partes del mundo celebraron en las calles la caída de Bashar al Asad
Cientos de personas salieron este domingo a las calles de Damasco, en Siria; de Estambul, en Turquía; de Erbil, en Irak; de Jaber, en Jordania y de Masnaa, en Libano, entre otros lugares del mundo, para celebrar la "huida" del presidente Bashar al Asad de la capital siria, ahora en manos de los rebeldes.
En Damasco resonaron disparos de júbilo y plegarias religiosas por los altavoces de las mezquitas, y en Estambul centenares de sirios se congregaron frente a la gran mezquita del barrio de Fatih pese a la fuerte lluvia.
Decenas de personas se congregaron en la plaza de los Omeyas, para celebrar la caída del clan Asad tras más de medio siglo en el poder, en un país dividido por una mortífera guerra civil.
En otra céntrica plaza de la capital siria, entre gritos de "Allahu Akbar" ("Dios es el más grande"), decenas de habitantes derribaron una estatua de Hafez al Asad, padre de Bashar, y la pisotearon, según imágenes de AFPTV.
"Siria es nuestra, no es de la familia Asad", vocearon hombres armados, miembros de grupos rebeldes, que circulaban por algunas calles de la ciudad dando tiros al aire.
Los soldados del régimen se deshicieron a toda prisa del uniforme militar del ejército sirio al abandonar la sede del Estado Mayor, en la plaza de los Omeyas.
También los locales de la televisión y de la radio públicas fueron abandonados por los funcionarios, contó un exempleado.
A unos kilómetros de allí, en el pintoresco viejo Damasco, donde viven muchas familias cristianas, unos jóvenes coreaban "¡El pueblo sirio está unido!", un mensaje destinado a tranquilizar a las minorías de un país multiconfesional y devastado por 13 años de guerra civil.
En otro barrio, Shaghur, había mujeres en los balcones, lanzando gritos de júbilo y tirando arroz al paso de combatientes armados.
Antes de que amaneciera, Damasco se vio sacudida por cinco fuertes explosiones de origen desconocido, probablemente tiros de artillería o explosiones en depósitos de municiones, según un soldado huido que pidió el anonimato.
En redes sociales, periodistas, funcionarios y diputados sirios cambiaron sus fotos de perfil por imágenes de la bandera de la oposición.
Waddad Abd Rabbo, redactor jefe del diario Al Watan, afín al gobierno, dijo que "lo único que hacíamos era ejecutar órdenes y publicar la información que nos enviaban", refiriéndose a las autoridades.
"Quizá éramos prisioneros de una cultura del miedo. O teníamos miedo del cambio, pues pensábamos que esto nos conduciría a la sangre y al caos", dijo en Facebook el actor sirio Ayman Zidan.
"Pero aquí estamos, a las puertas de una nueva era, con hombres que nos han impresionado por su nobleza y una cultura del perdón y el deseo de restaurar la unidad del pueblo sirio", agregó, aludiendo a los rebeldes.
Esos rebeldes que, en las calles de Damasco y con ropa de camuflaje, se arrodillaban para besar el suelo o rezar.
Otros se hacían fotos, entre el ruido incesante de los disparos de armas automáticas.