La escandalosa campaña publicitaria de Balenciaga: ¿sobrepasó los límites de lo creativo?

Semanas atrás, la casa de moda Balenciaga publicó “La Tienda de Regalos de Balenciaga”, una campaña que mostraba ositos de peluche convertidos en bolsos que eran sujetados por niños, en mitad de una iconografía nada infantil. 

Posteriormente, salió a la luz otra campaña en la que uno de los bolsos retratados aparecía sobre unos papeles de un caso judicial estadounidense sobre pornografía infantil de 2008. 

Inmediatamente, tanto medios como usuarios de Internet establecieron que la narrativa de Balenciaga estaba recurriendo conscientemente a la explotación infantil. 

Las imágenes de Balenciaga nos invita a pensar en las cifras escandalosas que dicen que de enero a agosto de 2022 se atendieron 13,879 casos de presunto delito sexual en niños, niñas y adolescentes en Colombia. O las cifras del Fondo de Población de las Naciones Unidas que indican que, en América Latina y el Caribe, un millón y medio de adolescentes de entre 15 y 19 años dan a luz cada año. 

“Poner a niños a posar abrazando una cartera de un oso de peluche vestido con referencias a candados en el cuello o mallas, puestos en medio de un set con esposas, velas y cintas adhesivas hace que sea muy difuso reconocer cuál es el objeto del deseo de esa imagen”.

Así lo plantea Angelica Gallón, autora del artículo “Balenciaga y el problema de la moda de convertir cualquier cuerpo en un objeto de deseo” publicado en el Washington Post.

Angélica Gallón, periodista cultural especializada en darle miradas políticas y semióticas al vestido, habló en Cuestión de Poder de NTN24.