“El 10 de enero de 2025, el Presidente Electo Edmundo González Urrutia será juramentado como Presidente Constitucional de Venezuela y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional”. Son palabras de María Corina Machado anunciando el arribo de Edmundo González a España y subrayando “la necesidad de preservar su libertad, su integridad y su vida”.
Es obvio, se trata del presidente electo. Y agrega: “Que esto quede muy claro a todos: Edmundo luchará desde afuera junto a nuestra diáspora y yo lo seguiré haciendo aquí, junto a ustedes”. Algunas reflexiones al respecto a continuación.
La necesidad de preservar su libertad, su integridad y su vida le comprende también a ella. Es la líder inevitable e incuestionable de un verdadero movimiento social. Ella lo convocó, organizó y movilizó, le devolvió la esperanza a los venezolanos quienes respondieron en la calle y en las urnas, enfrentándose a todas las frustraciones del pasado.
María Corina es la arquitecta de una coalición impensable. Le dio sentido a la desvencijada MUD, “unificándola” finalmente. Ella misma, inhabilitada, superó los trucos del régimen convirtiéndose en artífice de la candidatura de Edmundo González. Ella es la gran estratega, también hay que cuidarla.
Ambos han compartido responsabilidades desde el primer día creando el embrión de un “gobierno parlamentario en los hechos”: un Jefe de Estado y una Jefa de Gobierno con funciones y deberes diferentes, pero complementarios. El comunicado lo confirma: Edmundo luchando desde el exterior, María Corina luchando en Venezuela.
Al anunciar la juramentación del presidente electo según el calendario previsto, se cumple con la constitución y se honra el mandato del soberano, el elector. Pues la legitimidad no se regala ni tampoco se puede robar.
En esta elección la diferencia ha sido de más de 30 puntos, como nunca antes. El resultado es contundente y concluyente, como nunca antes. Ya ni siquiera le alcanzaría al régimen con los 10 puntos robados de costumbre.
Venezuela no regresará al 27 de julio. El régimen lo sabe, ya no tiene país, lo perdió por completo. Los venezolanos y el mundo democrático reconocen otro gobierno.
Donde sea que ocurra, Edmundo González debe asumir la presidencia. No se trata de “presidente encargado” como Guaidó. Es el presidente elegido por un aluvión de votos pocas veces visto. Si su jura tiene lugar en el exterior, ello es un problema de segundo orden.
La historia nos enseña al respecto. En la Segunda Guerra una docena de naciones europeas ocupadas por las fuerzas del Eje formaron gobierno en el exilio. La mayoría de ellos en Londres, pero también en El Cairo, ocasionalmente en Argel y hasta en Montreal. Aparentemente, el presidente Edmundo González de Venezuela ejercerá funciones en Madrid, María Corina Machado lo hará en Caracas.
La analogía no es descabellada. La dictadura de Maduro ni siquiera tiene país propio, es una fuerza multinacional de ocupación, instrumento de Rusia, Irán, Cuba y los carteles narcos.