Lula da Silva: una campaña marcada por sus escándalos de corrupción
Pese a que fue “enterrado políticamente” por su encarcelación por corrupción, el expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva logró la mayor votación este domingo 2 de octubre y su paso a la segunda vuelta presidencial, la cual se llevará a cabo el próximo 30 de octubre frente al hoy presidente, Jair Bolsonaro.
Lula da Silva llegó a esta contienda electoral luego de que el Tribunal Supremo Federal (STF) anuló su condena en 2021 y le permitió volver a la lucha por la carrera presidencial.
Su campaña política para estos comicios, con la que pretende llegar por tercera vez al Palacio de Planalto, ha estado llena de promesas de mejoramiento de la calidad de vida de los más pobres, aumento del salario mínimo, creación de empleo y reducción de la inflación.
Con recorridos por su vasto país y mítines presenciales, el exmandatario de Brasil logró convertirse en una de las opciones favoritas de los brasileñospara llegar a la Presidencia del país.
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El izquierdista ha asegurado durante su campaña electoral que va a arreglar el país y que “el pueblo va a volver a comer tres veces por día”, y ha declarado que va a hacer “lo que ya hicimos”. También ha hecho promesas en temas como el medioambiente y ha afirmado que aspira a gobernar durante un solo mandato en caso de llegar a ganar las elecciones.
Debido a su compromiso por estos temas, el político brasileño ha conseguido apoyos desde varios sectores importantes del país como los estudiantes, algunos empresarios e incluso artistas de origen brasileño de talla internacional como Anitta.
No obstante, su intento de regresar al Palacio de Planalto se ha visto empañado por los múltiples casos de corrupción en los que se ha visto envuelto desde que terminó su segundo período presidencial en 2010.
En 2017 fue condenado a nueve años y medio de prisión por la obtención de un apartamento de una constructora a cambio de contratos públicos, aunque siempre defendió su inocencia.
Estuvo 19 meses en prisión y en 2021, el Tribunal Supremo Federal (STF) levantó los cargos por corrupción masiva y lavado de activos, asegurando que a Lula no se le habían respetado sus derechos durante el proceso. Sin embargo, aunque el STF desestimó las condenas que pesaban en contra de Lula, el tribunal no afirmó que el exmandatario fuera inocente.
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Precisamente, para intentar dejar atrás los señalamientos de corrupción, el candidato del PT ha dicho durante la campaña que el levantamiento de sus condenas es la prueba de su inocencia y asegura haber sido perseguido durante el caso Lava Jato.
Sus escándalos de corrupción han sido tan fuertes que hasta el día de hoy y en plena campaña electoral, el actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se refiere al exmandatario como el “excondenado”.
Por ejemplo, el pasado jueves, durante el último debate antes de la primera vuelta electoral, Bolsonaro, de 67 años, señaló a Lula, de 76, de haber sido “el jefe de una pandilla de ladrones”, refiriéndose a los gobiernos liderados en Brasil por el Partido de los Trabajadores (PT).
El ambiente terminó bastante caldeado luego de que Lula da Silva decidiera responder a Bolsonaro para insistir en que ha sido absuelto en los procesos judiciales y que, si de corrupción se trata, “él debería mirarse en un espejo”.
"Debe verse en el espejo y saber lo que pasa en su gobierno”, dijo. Y agregó que “el 2 de octubre, el pueblo lo va a mandar a casa" y que “es un presidente que miente a toda hora, descaradamente”.
Así llegó Lula da Silva a la contienda electoral (que ahora se definirá en una segunda vuelta), con una trayectoria política empañada por múltiples escándalos de corrupción. No obstante, sigue siendo una de las opciones favoritas de los brasileños para ocupar nuevamente Palacio de Planalto.
Redacción ntn24.1eye.us