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Domingo, 22 de diciembre de 2024
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Daniel Ortega

La condena de Ortega en Nicaragua: cárcel o exilio

Régimen aumenta represión y mantiene encarcelados a 235 presos políticos, entre ellos al obispo Rolando Álvarez, detenido desde el pasado 19 de agosto

En entrevista con el programa ‘La Noche’ del canal internacional NTN24, Juan Pappier, subdirector encargado de Human Rights Watch para las Américas asegura que ese país centroamericano enfrenta una de las peores situaciones de derechos humanos de la región y hace un llamado a líderes mundiales a buscar una salida urgente. "Hay que pensar que América Latina empiece a liderar a un grupo de trabajo dedicado exclusivamente a recuperar la democracia en Nicaragua. Tenemos que ver acciones por ejemplo del gobierno de Gabriel Boric en Chile que ha denunciado firmemente esta dictadura, gobiernos como el de Colombia con Gustavo Petro, ojalá como el de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, ojalá puedan trabajar frente a este tema porque estamos ante un país que va camino a convertirse en la Corea del Norte de nuestro continente”.

En la actualidad, diversas organizaciones y activistas de derechos humanos aseguran que Daniel Ortega quien tiene el control del aparato judicial en su país, ha clausurado el 50 % de las ONG y el periodismo “ejerce prácticamente desde el exilio”, agregó Juan Pappier.

Pablo Cuevas, director de la ONG Defensoría Nicaragüense de Derechos Humanos aseguró que ya es una práctica común del régimen proponer el exilio a cambio de pagar prisión en su país. “Este es un ofrecimiento muy constante de la dictadura, a las personas que hacen uso de su derecho, les dicen que se vayan al exilio para callarlos”.

El reconocido periodista de Nicaragua, Álvaro Navarro, director del diario virtual Artículo 66, resaltó el caso de Monseñor Rolando Álvarez a quien le han hecho la misma negociación de irse o mantenerse en prisión. “El ofrecimiento a monseñor  Álvarez a que se vaya del país no es nuevo, es un intento de la dictadura de Ortega para quitar cualquier voz crítica, en un país donde por lo menos el 50 por ciento de la población es católica y en donde además los obispos se habían afianzado un prestigio impresionante con la sociedad y en general, incluso los no católicos”

Redacción por Harriet Hidalgo


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